sábado, 24 de noviembre de 2007

LA CANTERA ABANDONADA

La Cantera abandonada

Partiendo desde nuestra urbanización, avanzamos desde la Volkswagen por la calle camino de La Fonda. A mano izquierda, frente al último de los bloques de las viviendas de protección oficial, desemboca en nuestra vía un camino de tierra.
Curiosa componenda de viales: La calle por la que discurrimos se llama Camino y el camino por el que nos vamos a desviar responde al nombre de calle, calle de Cantos Altos, topónimo que, por cierto, bautiza toda nuestra zona, desde nuestra urbanización hasta la de Cantos Altos propiamente dicha (pasando por las de Villas altas, Terrazas de Cantos Altos, Peñanevada IV y La Balconada) así como las instalaciones del Canal de Isabel II y el colegio público Cantos Altos.
El camino de Cantos Altos desciende suavemente entre vallados de piedra, tapizados de hiedras, zarzas, escaramujos,… rezumando una atmósfera serena, solo empeñada por el murmullo motorizado de la vía de servicio de la A-6, donde muere el camino. Las fincas aledañas nos permiten atisbar casas de piedra y madera, algunos pozos y una umbría espesa provocada por un dosel arbóreo de pinos, abetos y árboles caducifolios
Hacia el final del camino, a mano izquierdA, la maquinaria de obras ha empezado a hacer estragos en los alrededores de un bello hotelito cubierto de pizarra con un mirador coronado de un pináculo que parece montar guardia. Se trata de la futura sede del rectorado de la UDIMA (universidad privada a distancia de Madrid). Los atardeceres otoñales arrancan bellas irisaciones a los plátanos que jabonan el acceso de entrada. Lamentablemente la mayoría de los árboles de la finca serán entregados en holocausto al insaciable monstruo del “progreso”.
Retornamos sobre nuestros pasos y proseguimos por la calle camino de la Fonda. La acera se estrecha hasta límites angustiosos, mermados aún más por los postes eléctricos que la acogotan y las alambradas invasoras de las fincas vecinas. Frente al colegio de Cantos Altos, se suceden encinas, lomos, sauces y fresnos que forman apretado ramillete en el umbral del las instalaciones del Canal.
Proseguimos sin desviarnos, pasando ante el bar de la urbanización Peñanevada IV, de apertura incierta. Las sillas se apilan en su terraza en espera de mejores expectativas. Concluida la acera, cruzamos hasta que se agota el seto de arizónicas que cerca el recinto comunitario de la urbanización. Una discreta vereda ceñida al mismo nos permite adentrarnos

Canteras de El Roble


en un remanso de naturaleza que aglutina grandes lajas de piedra y una variada vegetación. Un soplo de brisa alienta las titilantes caricias doradas de los álamos.
Muy cerca, a mano derecha, adivinamos el derrumbe del terreno: Se trata de una cantera abandonada, en cuyo seno una variada avifauna se cuela sobre el telón sonoro de los vehículos que arrastran su osamenta de metal por la carretera de Moralzarzal. A los pies de la cantera podemos atisbar un escueto pozo cubierto por una losa de piedra.
Nuestra vereda, al arrimo del seto antes citado y de la alambrada del Canal de Isabel II nos depositará junto a la carretera. En ascenso, avanzamos por la acera hasta alcanzar una arcaica fuente de nombre evocador recientemente reconstruida: la Huella del Roble.

En la otra margen de la vía, la hábil mano de la forja ha domado las aristas oxidadas de una escena literaria compuesta por una tosca silla, una mesa desvencijada y un atril sobre el que descansa un libro abierto del Quijote. Si nos acercamos, sobre la hoja derecha del “escrito”, adivinaremos la silueta del hidalgo de la Mancha y su escudero.
Reanudamos el paseo hasta llegar a la rotonda y virar a la derecha, emprendiendo el regreso en el punto donde se yergue el restaurante El Roble, establecimiento con ancho parking y terrazas que tientan al café o la merienda. Ascendemos hacia Peñanevada, A continuación de El Roble se alza, enigmático, el colegio de los Hermanos Maristas. A contramano, entre los árboles se acuna una pequeña explanada circular de piedra con bucólica silueta de era de trillar. Un terceto de bancos invita a tomara asiento con permiso de la muchachada, que aquí se suele enfrascar en los brazos del botellón.
Reascendemos y retornamos de nuevo por Camino de la Fonda, repasando delante del bar de Peñanevada. Tras bordear el colegio, torcemos ahora a la izquierda por la calle Río Nalón. A mano izquierda, persiste, acogotado entre las edificaciones, el último pedazo de bosque mediterráneo de Cantos Altos: jaras, retamas, encinas, enebros y hasta romero y cantueso, se resisten a desaparecer. En el sig. cruce, enfilamos, la calle Río Nancea a mano izquierda, Aquí, el terraplén que se yergue frente a las casas, rezuma la humedad procedente del antiguo depósito del Canal de Isabel II, lo que facilita la aparición de una vegetación más variada e hidrófila (sauces, avellanos, juncos…).
A poco de descender la calle, un camino se interna en este islote botánico. En su arranque podemos optar por la diestra o la siniestra. En este último caso en seguida llegaremos junto al depósito de agua antes mencionado. Con cierto aire de castillete, si nos acercamos a su puerta y arrimamos el oído nos sorprenderá el ensordecedor fragor del agua que allí se agolpa. Volvemos al arranque del camino para acometer su ramal mas empinado.
Subiendo con decisión, llegaremos junto a una casilla de piedra también propiedad del Canal. Desde el zócalo que se le antepone y derramando la vista hacia poniente nos brinda su paisaje la Hoya de Villaba y el telón de la sierra de Guadarrama. El ocaso es sin duda un momento mágico desde este descuidado mirador, en especial los días parcialmente cubiertos. Cuchilladas y estela de luz acometen a las nubes y prenden sus garras sobre los perfiles austeros de la sierra. A nuestros pies, una miríada de luces se recuesta por la llanura y escala las primeras estribaciones montañosas. Mientras, un reguero de luciérnagas parece arrastrase por los contornos difusos de la autovía…

3 comentarios:

Unknown dijo...

GRACIAS POR LA OPORTUNIDAD QUE NOS DAS DE DISFRUTAR DE NUESTROS ALREDEDORES........

Anónimo dijo...

podrias decirme donde es este sitio exactamente??

Anónimo dijo...

eres tonto