jueves, 19 de marzo de 2009

LA CASCADA DEL COVACHO

EXCURSION A LA CASCADA DEL COVACHO (MORALZARZAL)
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Distancia: 10 kms (ida y vuelta)
Dificultad: media-baja
Pendiente: inapreciables salvo la cuesta incial de unos 300 m.
Fuentes: ninguna
Valores: paisajísticos
Estaciones recomendadas: todas menos verano, por la escasez de sombra
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Se accede desde el parque de Peñalba (zona de Villalba Pueblo) en dirección a Fontenebro por la calle Dr. José Maria Poveda. Nada mas pasar un caserón de piedra a mano derecha (El Herradero) nos internamos por la primera calle en el mismo costado que bordea la urb. Mirador de la Sierra.
Dejamos el coche donde acaba el asfalto y acometemos el ascenso de un empinado carril de tierra, flanqueado por chalés a la izquierda y una finca cercada a contramano, tras la cual nos mira un avestruz inquisitivamente.
La vegetación se compone de carrascas y enebros, a los que acompañan jaras pringosas, torviscos, cantuesos, etc.
Al cabo de unos cientos de metros, coronamos la pendiente y la pista comienza a llanear, ciñéndose en gran medida al curso de las conducciones del Canal de Isabel II.
El relieve es pedregoso en gran medida y nos cierra el horizonte a mano izquierda la sierra de Hoyo. Pronto divisamos a media ladera una caseta de piedra del Canal.
En poco tiempo llegaremos a la segunda caseta a pie de camino. Afea su entorno una variada colección de escombros entre los que no faltan un par de carretillas herrumbrosas. Junto a la construcción han “rastrillado” el terreno una piara de jabalíes.
Proseguimos nuestra ruta hasta alcanzar una gran losa de piedra con forma de caparazón de tortuga. Aquí se ubica la tercera de las casetas del Canal (a la derecha del camino)
Después el camino bordea el cerro Mirete (a mano izquierda) y desciende hasta bordear y vadear el arroyo del Endrinal, cuyo herbazal ha sido pasto de nuevo de las hozaduras de los puercos salvajes.
Proseguimos andadura, sin dejar el camino principal hasta alcanzar unas torres de alta tensión que se entrecruzan sobre nuestra ruta. En seguida tomamos un desvío a la izquierda, orillando y atravesando un joven pinar de piñonero. Al frente divisamos ahora un risco con una roca en forma de uña: el cerro Lechuza.
Sin dejar esta vía alcanzaremos al fin el arroyo de Peña Herrera. Escasos metros cauce arriba se despeña por un tobogán de piedra alabeada la hermosísima, escueta y efímera cascada del Covacho (que pierde sus aguas al llegar el mes de mayo).

Algunas zancadas por la orilla derecha nos permitirán abordar una segunda cascada, geminada y aún más pequeña, embutida entre ásperos paredones. Si seguimos aún unos metros más arriba, podremos sortear el arroyo y enlazar con una vereda que asciende con decisión y se aleja paulatinamente del mismo.
A la altura de una piedra cúbica posada sobre una lancha, podemos abandonar el camino y acercarnos a la inmediata gruta del Covacho en el cerrete del mismo nombre. Semitapiada por algunas piedras talladas y tradicional refugio de pastores, infiere un auténtico tajo al peñasco que la alberga.

El retorno debe realizarse por la última vereda citada hasta enlazar con el camino principal y repasar nuestras huellas hasta Villalba.