En coche debemos tomar la A-6 dirección Madrid y abandonarla en el km. 29, en dirección a Torrelodones y Hoyo de Manzanares. De inmediato en la primera rotonda, torcemos por la primera a la derecha (paseo de Joaquín Ruiz Giménez y Av de los Peñascales) hasta llegar también al Tanatorio.
Nos espera un suave paseo entre canchales graníticos, bosque mediterráneo y una recoleta y minúscula laguna antes de abordar una de las pocas atalayas árabes de la comunidad, la Torre de los Lodones (s. IX) .
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Desde el parking del Tanatorio cruzamos la calle de Joaquín Ruiz Giménez para internarnos por una vía pecuaria y terriza, el antiguo Cordel del Hoyo de manzanares. En este tramo el Cordel conserva su anchura original de 45 varas castellanas (unos 37,5 m).
Marchamos entre grandes residencias unifamiliares, acompañados por el ladrido de los cancerberos. Ascendemos suavemente y nos cruzamos con el estruendo de un motorista temerario. El Cordel converge con la ctra de Hoyo de Manzanares en una rotonda. Cruzamos por el paso de cebra más próximo y seguimos por la derecha hasta poder girar en las sig. Calles sucesivamente a la izquierda y a la derecha (Mar Menor). Se alternan los chales de grandes parcelas con retazos de peñascos y carrascas.
Hacia el norte, sobre el perfil de un cerro desolado cabalga la Casa del Canto del Pico. Agotada la calle del Mar Menor, torcemos a la derecha y proseguimos hasta el primer cruce. Avanzando por nuestra diestra, nos arrimamos a la valla de lo chalés de la izquierda.
Acabada esta, giramos sin despegarnos de ella. Un tapiz de encinas, retamas, jaras y algún pino piñonero se extiende a nuestra diestra.
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Desechamos las veredas que deshilachan la senda principal y vadeamos por un puentecillo de madera el menguado arroyo del Piojo. A su vera, monta guardia varios chopos de talle tormentoso, mientras nuestros pasos rozan a la esquina de una nueva ristra de chalés. Despejamos definitivamente el abrazo inmobiliario en el cruce aledaño, donde torcemos por la derecha enfilando el rumbo hacia la Casa del Canto del Pico. El despliegue arbustivo cobra un auge inusitado con escaramujos, majuelos, cantuesos, torviscos…
En la primera bifurcación nos decantamos por el ramal derecho. Así en pocas zancadas mas llegamos al pequeño dique que represa las aguas del arroyo mencionado formando una charca que rodeamos remontándola entre peñas pro la derecha. Encinas enebros y olivillas copan los alrededores y en la orilla inferior de la laguna extienden los arces de Montpellier sus parasoles anaranjados. A las aguas de la laguna abrevan el silencio y los ensueños.
Ni siquiera la poderosa zarpa sonora de la autovía llega hasta este cuenco natural. Avanzamos ahora con decisión hasta alcanzar el camino principal. En breve llegaremos hasta la Avenida de la Dehesa, aunque aun podemos demorar su encuentro torciendo en su vecindad hacia la derecha y caminado en paralelo hasta asomar ante el Polideportivo.
Rodeamos este por la derecha, retomando en la vía de servicio de la autopista. La cruzamos por un paso de cebra y la propia autovía por su puente para virar a la izquierda por la rotonda que remata el mismo. Extremamos la cautela mientras avanzamos por la cuenta de la vía de servicio (dirección Madrid) hasta que nos sale al paso una pista de tierra que apunta hacia la bella Torre de los Lodones.
Una barrera impide en sus inicios el paso de vehículos motorizados. En seguida torcemos en el primer desvío por la derecha para cobrar altura paulatinamente y alcanzar por su cara sur los pies del baluarte, el más accesible. Sitiado de arbustos y peñascos, ofrece una silueta tremendamente evocadora, apenas empañada por el estruendo de la autopista.
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La torre fue erigida en mampostería entre los ss. IX y XI bajo la dominación árabe. Tenía como misión el control de la frontera de Al Andalus de los embates de las "bárbaros" cristianos. Por medio de señales de humo entre los distintos baluartes, se alertaba rápidamente en caso de peligro. Actualmente se conservan tan solo un puñado de las mismas, entre Venturada y la presa de El Atazar
La torre es maciza en su base. , vaciándose a partir de los tres metros de altura. Hacia 1928 fue rerformada, incluyendo una chimenea de piedra en el edificio de planta rectangular.]